En pleno siglo XXI, la obesidad sigue siendo un misterio Y su investigación le ha valido al Doctor Adolfo Guevara Figari, el premio Iocim (Organización Internacional para la Capacitación Médica) por su trabajo en cirugía bariátrica o cirugía contra la obesidad.
"La epidemia moderna que, curiosamente, estamos afrontando los cirujanos y no los epidemiólogos -como debería ser- es la obesidad. Se calcula que en este momento hay 115 millones de obesos mórbidos. Se llama así a quienes poseen un índice de masa corporal superior a 40. Este índice se obtiene dividiendo el peso de la persona entre su talla al cuadrado. Si uno mide 1.75, puede pesar entre 61 y 79 kilos. En ese rango está saludable. Una persona con índice 40, de esa estatura, pesaría 120 o 130 kilos, como si fuera dos personas", explica el doctor Adolfo Guevara.
Su padre destacó en la medicina. ¿Influyó en usted al definir su vocación?
Bastante. Sin embargo, cuando acabé el colegio, mi papá me preguntó ¿qué quieres ser? Le dije: deportista. Se dio media vuelta y se fue. Yo había quedado con mis amigos en correr tabla todo el año y ni pude cumplir.
¿Cómo empezó?
Cuando entré a la universidad, no me gustaba. Pero ya en la facultad me enamoré. Como desde chico iba a sala de operaciones con mi padre, ya tenía un montón de experiencia. En el hospital Hipólito Unanue, donde estudiaba, entraba a cirugía de tórax desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde.
Usted hace operaciones contra la obesidad. ¿Cómo entró a este asunto?
En el 92 llegó a mis manos un libro al respecto. Una amiga me preguntó si sabía algo sobre eso y le dije que sí. La operé. Pasaron siete meses y todo estaba muy bien; entonces, llegó el siguiente caso. Empezaron a ir bien y comencé a tener cola, en el hospital Rebagliati. Para ser operado hay que tener ciertos requisitos, como estar arriba de 40 en índice de masa corporal o arriba de 35 con factores de riesgo, como ser diabético o hipertenso o tener hígado graso, por ejemplo.
¿No es más fácil hacer dieta?
No, porque hay situaciones en que la cosa es inmanejable. En los 13 años que tengo en esto me he preguntado cómo una persona puede descuidar tanto su salud. Y la única explicación que encuentro es que ya no depende de uno. El cuerpo es químicamente manejado por una serie de sustancias que recién, en los últimos cinco años, se están conociendo. En el 88 se descubrió el síndrome X, que es la asociación entre obesidad, hipertensión y diabetes. Cuando existe una, existen las otras, aunque no se sabe por qué.
Usted hace operaciones contra la obesidad. Una de esas es la instalación de una banda gástrica...
Yo nunca las he puesto. Funcionan apretando el estómago. Algunos pacientes bajaban, pero otros comían más y terminaban rompiendo la faja. Incluso se empezaron a usar grapas más anchas, pero el paciente igual las rompía. Yo diseñé un nuevo sistema que incluía la banda con una fundoplicatura. Esto permitía que, en caso de que el paciente rompiera la faja, lo que se saliera pasara al estómago. Con ese trabajo ganamos el premio Kaelin. Además, usaba un hilo de nylon de más de un milímetro -es un hilo de pescar que una cabrilla de dos kilos no rompe- y el tiempo me ha dado la razón.
¿Qué otras operaciones hace?
Hay dos tipos de operaciones: las que restringen el ingreso de alimento y las que excluyen una parte del tubo digestivo. Las bandas gástricas -de las primeras- tienen un índice alto de vuelta a operar por complicaciones, goteo, infecciones, etc. Lo que más hago, del segundo tipo, es el cruce o switch duodenal -también pueden hacerse por laparoscopía-, que es una técnica con la que uno saca una parte al estómago.
¿Qué parte?
Es la parte que segrega greninas, sustancia que -se sabe recientemente- da sensación de hambre. Es una incretina, de la cual hay varias, una de las cuales tiene que ver con la sensación de saciedad. Estas cosas se han descubierto en los últimos tres años. Y estoy seguro de que en los próximos años se van a descubrir cien sustancias más. Recién estamos comenzando. Esa parte del estómago que se retira, la de curvatura mayor, es la que se expande.
¿Cuánto puede crecer un estómago?
Un estómago normal puede tener dos o tres litros. Pero, cuando lo tratan a la mala, es como inflar un globo. Puede crecer hasta siete u ocho litros. Por supuesto que la sensación de llenura es terrible -esa sensación, por ejemplo, debe estar asociada a otra sustancia que aún está por descubrirse-.
¿Cuánto mide el intestino?
Puede medir seis o siete metros. Hay de ocho. La cosa es que no es rígido, es elástico, mucho más que una liga.
Si todo esto se relaciona con sustancias del cuerpo, ¿por qué la obesidad no era antes una epidemia y ahora sí?
Por el tipo de comida. Recuerdo que, en los 90, antes de que el Perú se reinsertara en el mercado mundial, me invitaron a dar una charla. Les dije a los cirujanos que se fueran preparando porque vendría una inundación de comida chatarra. Y, con eso, la gente se vuelve obesa.
Si la causa es un tipo de comida, ¿por qué no comer otra cosa?
¿Por qué una persona guapa que no tiene problemas para tener pareja termina convertida en obesa sin nadie que la quiera ver? ¿Cómo alguien que ha recuperado su vida puede empezar a comer sin control? Parece incomprensible. Yo he tenido pacientes que han bajado 50 o 60 kilos y que han reactivado su vida sentimental y sexual. Y, sin embargo, de pronto, los he visto comenzando a engordar otra vez. Hay gente que picotea, están los parranderos -que comen tranquilos toda la semana y el sábado y domingo se disparan y se comen y se toman todo-, etc. Son comportamientos cuyas causas exactas no conocemos.
¿Habla con ellos?
Suelo reunirme con mis pacientes, para conversar, para ver cómo van las cosas. Yo, estúpidamente, pensaba que el asunto era mental, pero mi experiencia me dice que no es así, que se debe a otros factores orgánicos. La etiología de la obesidad es multifactorial y poco conocida. Es algo que lo gobierna a uno más allá de la mente.
fuente: Diario Perú21 (Lima-Perú)